Acoger el error, transformar la mirada estética, paso a paso. Encontrar belleza en lo imperfecto.
En MAREA, nos mueve una conexión profunda con la naturaleza. En el ejercicio de diseñar, crear, explorar, queremos hacer una reflexión profunda sobre cómo habitamos nuestro territorio, de donde vienen nuestros productos y aquello que nos rodea en la vida cotidiana.
Detrás de nuestros diseños hay un acto consciente de utilizar aquellas piezas que han sido descartadas, consideradas defectuosas.
Nos seducen aquellos troncos que fueron la casa de otras formas de vida, causándoles grietas, orificios o marcas que los atraviesan de lado a lado. Aquellas piezas que tienen las marcas del tiempo, de recorridos lejanos, o las huellas del uso.
Escogemos intencionalmente aquellos troncos que cuentan una historia, aquellos que han sido heridos, que tienen un corte o marca en el medio. Cicatrices de la tala que sucede a diario en nuestras selvas. Resultados de una economía que necesita urgente una profunda transformación.
En el proceso de diseño nos permitimos fluir con la intuición, con el corazón, con lo que los materiales y sus formas nos van contando.
Nos damos la libertad de escuchar la madera, su historia y encontrar la forma de resaltar o transformarla.
Miramos las dificultades, los defectos, los errores o heridas de cada pieza, como oportunidades, aprendizajes, y huellas dactilares que convierten a esta madera en piezas irrepetibles.
Queremos darle una segunda vida, una nueva oportunidad a la vida que fue, la energía, el camino que está madera ha recorrido.
Cada centímetro de material es valioso, cada tronco representa esa vida en la selva, ese árbol suntuoso que formó parte de algún ecosistema.
Pero lo más importante es la co-creación. Cada pieza se realiza a varias manos, y se van juntando también la creatividad y conocimiento de quienes fabrican la pieza.
Este camino ha sido uno de reinventarnos, aprender, ensayar de nuevo y disfrutar el proceso.